jueves, 7 de julio de 2011

Medio Ambiente: Nadie sabe lo que va a ocurrir en el año 2012


Ángel Espino García
“Una hoja de hierba es tan perfecta como la jornada sideral de las estrellas” (Whitman).
Había una vez un hombre viejo y sabio que trabajaba en el río Amazonas, transportando viajeros y peregrinos que con frecuencia visitaban un santuario ubicado en la selva. Un día le preguntaron los peregrinos:
–Señor barquero, ¿usted cuántas veces ha ido al famoso santuario al que vamos ahora nosotros por primera vez y queremos con gusto conocer?
–Yo nunca he ido –contestó el viejo lanchero–, pues aquí en el río, durante cincuenta años que llevo trabajando, he descubierto muchas maravillas y aún me faltan muchas por descubrir: hay cascadas, paisajes, papagallos, pericos, aves de colores, peces comestibles, miles de chuparrosas, mariposas de una singular belleza y muchas cosas más. En este río yo encuentro sabiduría, paz y a Dios. Ojalá que ustedes lo encuentren en el sitio a donde van.
Los viajeros agradecieron al viejo lanchero las palabras tan sabias que sus labios pronunciaron en el vaivén de las olas del caudaloso río Amazonas, mientras en las ramas de los altos árboles jugueteaban los monochangos realizando diferentes piruetas graciosas. Los peregrinos guardaron silencio, reflexionando el mensaje, y en adelante nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Así en la Ecología. Hay unos científicos que proponen huir al espacio sideral, cuando la Tierra se vuelva inhabitable. Los humanos, en lugar de cuidar la casa del Padre, la seguimos quemando, erosionando y secando. En vez de unir recursos y voluntades para su protección, la estamos convirtiendo en un desierto. Los grupos políticos pelean por el control de la sociedad por todos los medios posibles, mientras nuestro planeta se enferma cada vez más y la vitalidad de sus ecosistemas se debilita día con día.
Algunos científicos proponen ir a vivir a la Luna, pues dicen que quizá en la parte oculta haya cantidades sustanciosas de hielo que se puedan derretir y convertirse en agua, de la cual se pudiera extraer el oxígeno respirable. Otros científicos opinan que el mejor lugar para que emigren los humanos sería una de las lunas de Júpiter. No faltan otros que dicen que si en la Tierra hubiera una catástrofe nuclear o actos globales de terrorismo, para salvar la civilización humana se necesitaría algo más seguro, y proponen viajar al sistema Alfa Centauro, pues posiblemente allí se encuentre algún lugar habitable. No es seguro que haya vida en ese sitio. Además, otro problema sería la distancia. La Tierra respecto de Alfa Centauro está a 40 billones de kilómetros. La luz necesita 4 años para recorrer esa distancia a una velocidad de 300 mil kilómetros por segundo. La gente más sensata reflexiona y comenta con tristeza: si el dinero de las guerras fratricidas y los recursos de la carrera armamentista se aplicaran a la conservación y fomento de los bosques a nivel mundial convirtiendo los desiertos en tierras fértiles, tendríamos un planeta verde y sano. Pero como dijo Cristo a Pedro en la Última Cena: “Lo que Yo hago, tú no lo comprendes ahora, lo comprenderás después”. También dijo Jesucristo a la Samaritana: “Si conocieras el don de Dios”. Si los humanos comprendiéramos lo hermoso y complicado que es nuestro planeta, y que es el único real y tangible que tenemos a la mano para vivir, ciertamente nos esmeraríamos en su protección; sin embargo, no alcanzamos a valorar suficientemente, y preferimos otras cosas menos importantes. Muchas veces nos portamos con la Tierra como los hijos de una madre que se agreden, llegan noche, queman su cuarto, desvalijan la casa, venden lo que pueden, hacen sufrir al ser que les dio la vida, la cual se enferma de tantas penalidades y lamenta ella que sus hijos no obedezcan sus buenos consejos.
Si añadimos a esto lo que dice el astrónomo ruso Dmitriev, quien es muy respetado en su medio, podemos concluir que todo es relativo. Afirma dicho científico que así como los aviones en las alturas pasan por fuertes turbulencias, así el planeta Tierra, no sólo recorre un espacio vacío, sino que se está acercando a una fuerte turbulencia sideral, la cual no es teórica, sino un hecho que debemos enfrentar de inmediato. Ojalá se equivoque, pero en el próximo de la serie trataremos de explicar en qué consiste. Dice un proverbio indio: “El bien que hiciste en la víspera, nos trae la felicidad por la mañana”.

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