jueves, 7 de julio de 2011

Palabra del Obispo: Juan de Palafox, Pastor santo


† Alberto Suárez Inda, Arzobispo de Morelia
(Domingo 3 de Julio de 2011)

El pasado 5 de junio, en la Catedral del Burgo de Osma, pequeña población del norte de Castilla, fue beatificado el Siervo de Dios Juan de Palafox y Mendoza, quien había sido antes Obispo de Puebla, Virrey de la Nueva España y Arzobispo de México en el siglo XVII.
La historia de este hombre tiene fuertes contrastes en los que templó su espíritu cristiano. Así como tuvo cargos muy importantes, sufrió humillaciones y aislamiento que, lejos de deprimirlo, lo llevaron a profundizar en su vida espiritual y en la práctica heroica de las virtudes.
Nacido en 1600, de padres nobles pero de matrimonio ilegítimo, fue abandonado por su madre en una cesta cerca del lugar de su nacimiento en la Provincia de Navarra. Fue rescatado a semejanza de Moisés y educado, pero a diferencia de aquél, por una familia de humildes campesinos. Posteriormente su padre lo reconoció y lo apoyó en los estudios que realizó brillantemente en diversas universidades de España.
Ordenado Sacerdote antes de los 30 años, gozó de la confianza de la familia real de España y fue designado miembro de las cortes de Indias. A los 40 años llegó a México como Obispo de Puebla con la encomienda delicada de fiscalizar al Virrey. Con valentía y rectitud denunció corrupción y abusos de autoridad sucesivamente de tres virreyes de la Nueva España. Temporalmente nombrado él mismo Virrey, fue objeto de intrigas y venganzas, por lo que el Rey lo llamó a España tratándolo con desprecio. Durante tres años estuvo en Madrid sin cargo alguno y posteriormente fue enviado como Obispo al pequeño y marginado pueblo de Osma donde murió santamente a los 59 años de edad. (Actualmente el pueblo de Osma no tiene ni 20 mil habitantes, y la Diócesis no llega a los 100 mil).
Durante sus últimos años progresó notablemente en la vida de oración y en la entrega ejemplar a su grey. Escribió numerosos libros, entre los cuales destaca “Vida Interior”, que es como su autobiografía. En Puebla quedan grandes testimonios de su labor, como la construcción de la Catedral, una riquísima biblioteca que lleva su nombre, así como el Seminario Palafoxiano. El Arzobispo Lorenzana, sucesor suyo en México y luego Cardenal de Toledo, dijo: “Tanta, tan grande y fructífera actividad será su mayor milagro”.
Habiéndose iniciado el proceso de Beatificación poco tiempo después de su muerte, por distintos motivos se interrumpió y pudo reiniciarse hasta hace pocos años. El milagro aprobado por el Papa Benedicto XVI fue la sorprendente curación de un Sacerdote de Osma que, desahuciado en 1766 por el mal de la tuberculosis, se recuperó al orar ante una reliquia del Obispo Palafox.
Ante la situación actual de México, que tanto sufre rezagos en la educación, complicidades y graves injusticias, el ejemplo de rectitud y valentía del nuevo Beato es un modelo de santidad que llama a todos, especialmente a quienes tenemos cargos de autoridad en el Gobierno y en la Iglesia, como él mismo lo expresaba, a “extirpar el mal y plantar lo que es santo y bueno”.

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